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26 diciembre 2010

Diseño Navideño

Una semana full. La finalización de los exámenes de la facultad, los regalos a comprar, el calor, las cenas y cocktails de fin de año, las llamadas de saludos por las fiestas... creo que "tiempo de amor, tiempo de paz" se convierte en "tiempo de amor y caos"; aunque es lindo, lo pasás bien, te encontras con tus familiares y seres queridos. Pero fin de año, haya lo que haya es siempre a las corridas.

Tan acelerada estaba que no me había puesto a pensar en mi atuendo navideño. El 24 a las 00 se me ocurrió hacerme un vestido. Sí, diseñarme y confeccionarme un vestido para el 25 a las 00.

Y no hizo falta más que idea, materiales y ganas para poder realizar algo.
Tiré un pilón enorme de telas blancas, crudas y naturales, entre ellas gasas, puntillas, algodones, fibranas, broderies. No tenía molde ni tiempo para hacer uno meticulosamente que me calzara perfecto. Así que, a lo gaucho, me mandé a cortar. La idea ya la tenía, y mientras cortaba, diseñaba. A cada tijeretazo le seguía una prueba (para ver si estaba yendo por el camino correcto).

Busto, espalda, sisas, escote, falda, ruedo, forro, mangas, cintura, volaban por encima de la mesa porque iba uniendo las piezas a una velocidad adrenalínica, pues mientras maquinaba el largo de puntada, calidad y color del hilo, hacía la toma de medidas, las puntadas a mano en las terminaciones y le daba prolijidad en las uniones...
¡En fin! A las 10 de la mañana del 24 terminé mi obra. Muerta de sueño pero llena de satisfacción, se lo puse a mi maniquí Leticia y me fui a dormir, sabiendo que para las 20:30 -hora en la que tenía que estar saliendo para la casa del festejo- ya tenía todo listo.


Bueno, casi todo. Cuando me levanté, busqué en mi cajita de joyas algún collar y pulsera que me gustaran. Encontré dos cadenas de oro, la más gruesa me la puse en el cuello, y a la más fina la enrollé en mi muñeca. Un par de anillos color bronce, las uñas pintadas de un blanco nube con un esmalte Revlon buenísimo, las de los pies con color bordeaux brillante, aros de borlas largas de gamuza marrón, y sandalias neutras -las de siempre-.

Minutos antes de salir de casa me hice un peinado que me encanta y es facilísimo: romántico, un bollo -literalmente un bollo de pelo enganchado con bastantes invisibles- y una trencita que rodeaba la cabeza como una vinchita.

Me gustó mucho el resultado. No llegué ni a asomarme a la perfección en la confección, pues diez horas de trabajo y mi falta de conocimiento no me lo permitieron, pero ¡qué satisfactorio es hacer las cosas uno mismo! Tuve el vestido que quise, por suerte fue elogiado, y pasé una hermosa Nochebuena con la gente que quiero. Esto es bueno.

¡MUCHAS FELICIDADES!!!!!

Meme Guaia